HIPERICO
Por Salvador Talon, Miembro profesional de aentoc
HIPÉRICO (Hypericum peforatum L.) por Salvador Talón
Hipericón, pericón, perforata, corazoncillo, hierba de San Juan, San Juanes, hierba de las heridas, hierba militar son algunas de las denominaciones de habla castellana utilizadas popularmente para referirse al Hypericum perforatum L.
Ordinariamente, la voz griega hypericon se hace derivar de hypereikon, y ésta, de hypo, debajo, y ereike, brezo. Pero Boehmer le supone otro origen, y estima que podría haberse originado a partir de hyper, sobre, y eikon, imagen. Es decir, este término vendría a ponderar su gran reputación como planta medicinal, e hyperikon o hypereikon significaría que está por encima de todo lo imaginable; para unos, el nombre hace referencia a la propiedad que se le atribuía de hacer huir a los malos espíritus y las apariciones; para otros, las glándulas de sus pétalos parecen formar imágenes (a este hecho se le dio mucha importancia en la Edad Media, ya que se utilizaba en los exorcismos por su virtud cabalística). El término perforatum se debe a que las glándulas del aceite situadas en sus hojas y sépalos dan a la planta un aspecto perforado, si se observa al trasluz. Hipócrates recomendó el hipérico como remedio refrescante y antiinflamatorio. Dioscórides escribe lo siguiente:
“El Hyperico llamado Androsemo de unos, de otros Corio, y de otros Camepytis, que quiere dezir Pinillo, porque su simiente huele a resina de pino. Es una mata ramosa, roseta, y alta de un palmo, que produze las hojas como la ruda, y la flor amarilla: la qual fregada entre los dedos, resuda un liquor semejante a la sangre, de do vino a llamarse Androsemo que significa sangre humana. Nace el Hyperico en lugares cultivados y asperos. Iene la facultad de mover la orina, y aplicado por abaxo, provoca el menstruo. Bevido con vino, extermina las tercianas, y las quartanas. Su simiente bevida por una cuarentena de dias, cura la sciática: y las hojas con la simiente aplicadas en forma de emplastro, sanan las quemaduras del fuego”.
Laguna, en sus comentarios, dice que “el hipérico es planta muy conocida por toda España, a do suelen llamarla comúnmente corazoncillo, porque hace las hojas a manera de corazones pequeños”.
Precisamente el empleo del hipérico como vulnerario parece que, por lo menos, se acrecentó en los albores del Renacimiento.
En el siglo XVI, Paracelso lo recomienda como remedio de uso externo en el tratamiento del dolor producido por contusiones y en heridas y recomienda: “Su virtud está por encima de cualquier descripción, de tantos beneficios que se pueden obtener con ella. No es posible encontrar en ningún país un remedio más soberano para tratar las heridas”.
La teoría de las signaturas, en la que tanta fe tenía Paracelso, parecía afirmar que sirviera como antihemorrágico en las heridas; el jugo rojizo de sus flores, que tiñe los dedos, era muestra de su benéficos atributos. La tradición popular atribuía al hipérico propiedades mágicas, y se creía que protegía de las tentaciones diabólicas y ahuyentaba a los malos espíritus, e incluso se colgaba de los tejados para prevenir el rayo y los incendios. Para conseguir estas propiedades, debía recogerse en la madrugada del día de San Juan (24 de junio).
En 1727, Diego de Torres, catedrático de la Universidad de Salamanca, en la página 31 de su “Cartilla rústica”, trae una fórmula para la preparación del aceite de esta planta, que difiere de la que se ha dado. Dice así: “Tomaréis del fruto del olmo, que se un licor que se hace dentro de las hinchazones que se hacen en sus hojas, y dando en dicha hinchazón con una punta de tixera sale un licor como de trementina, y con estas flores del corazoncillo y rosas que están para abrir, y puesto todo dentro de un vaso de vidrio con aceite, lo pondréis al sol hasta que esté consumido; después lo colaréis, y lo conservaréis para el uso de ello, para heridas, llagas y golpes”. Como Pío Font Quer matiza en su obra Plantas Medicinales El Dioscórides renovado, los frutos del olmo al que alude Diego de Torres, no son tales, sino aquellas agallas o cecidios de forma redondeada o globulosa que, como consecuencia de la picadura de un insecto afílido, se forman en la cara superior de las hojas de dicho árbol (tetraneura ulmi).
El padre Sebastián kneipp recomendaba el aceite de hipérico en el tratamiento de contusiones, dolores artrósicos, neurálgicos y otros procesos dolorosos. Para ello recomendaba que se dejara macerar flores frescas de hipérico en aceite de oliva.
La actividad de la sumidad de hipérico (constituida por la sumidad florida desecada del hypericum perforatum L.), sobre el sistema nervioso central se atribuye principalmente a tres grupos de constituyentes:
- Naftodiantronas, entre las que destacan speudohipericina e hipericina, que se acumulan sobre todo en las flores. Van acompañadas de sus precursores protohipericina y protopseudohipericina, que por la exposición solar, se transforman en pseudohipericina e hipericina, y de una pequeña cantidad de ciclopseudohipericina.
- Derivados del floroglucinol, especialmente hiperforina y adhiperforina.
- Flavonoides, especialmente heterósidos de quercetina (hiperóxido, quercitrina, isoquercitrina y rutóxido, junto con quercetina libre). También contiene biflavonoides.
Aparte de estos grupos, se han descrito que las xantonas podrían también intervenir en la actividad. Sin embargo, se encuentran en cantidades insignificantes.
INDICACIONES DEL HIPÉRICO
En uso interno, la indicación principal de los extractos de hipérico es el tratamiento de la depresión leve o moderada, que produce una mejoría significativa en los síntomas principales (humor depresivo, falta de interés y actividad), así como en los síntomas asociados (manifestaciones somáticas, concentración, sueño...).
En uso tópico se utiliza popularmente para el tratamiento de las heridas, llagas, quemaduras y eccemas.
Los estudios clínicos se han llevado a cabo fundamentalmente con extractos hidroalcohólicos (etanol al 60% y metanol al 80%) para las siguientes indicaciones: episodios de depresión leve a moderada, de acuerdo con las categorías F32.0, F32.1, F33.0, F33.1, de la CIE-10. Se han realizado 31 estudios clínicos a doble ciego y dos estudios abiertos en los que han participado más de 3.900 pacientes. Además, se han efectuado estudios observacionales de más de 10.000 casos, así como tres metaanálisis y seis revisiones sistemáticas con diferentes criterios de selección que confirman la eficacia de ciertos extractos de hipérico para el tratamiento de la depresión leve o moderada. La actividad de los extractos fue comparada, en algunos ensayos, con placebo y con diferentes antidepresivos (amitriptilina, imipramina, maprotilina, fluoxetina), y en dos estudios simultáneamente frente a placebo e imipramina o placebo y sertralina.
EFECTOS ADVERSOS Y PRECAUCIONES DE USO
La hipericina, uno de los principios activos del hipérico, es fotosensibilizante, por lo que la toma de hipérico puede desencadenar fenómenos de fotosensibilidad (erupción eritematosa con prurito 24 horas después de la exposición a la radiación ultravioleta, cuyo tratamiento es evitar la exposición al sol), en personas predispuestas, que cesan al abandonar el tratamiento; por ello, los pacientes fotosensibles deben evitar la exposición al sol mientras toman hipérico. En personas sanas, el efecto fototóxico sólo se ha manifestado por sobredosificación (una dosis única de 3.600 mg o dosis repetidas de 1.800 mg/día durante 15 días de extracto hidrometanólico seco de hipérico con un contenido de 11,25 mg de hipericinas totales).
A las dosis terapéuticas (hasta el equivalente a 6 g de droga/día), se han observado, puntualmente, náuseas, fatiga, insomnio, cefaleas, molestias gastrointestinales leves o reacciones alérgicas.
Se ha descrito la aparición de dos casos de episodios maníacos en pacientes con trastorno bipolar latente.
El uso de hipérico está contraindicado después de trasplantes de órganos y a pacientes HIV-seropositivos tratados con inhibidores de la proteasa-1.
No se deberían administrar simultáneamente preparados de hipérico con otros antidepresivos (especialmente con ISRS), ya que la toma de ambos produce síndrome serotoninérgico.
Se ha observado una reducción en los niveles plasmáticos de algunos fármacos, comprometiendo su eficacia, como ciclosporina, indinavir (y posiblemente de otros antirretrovirales inhibidores de la proteasa y transcriptasa), teofilina, digoxina y anticoagulantes (fenprocumón y warfarina). Eso es debido a que algunos componentes del hypericum perforatum pueden estimular el metabolismo de los fármacos mencionados, entre otros, por inducción de diferentes subtipos de las insoenzimas del citocromo P450, y también por un aumento de la expresión de la glicoproteína P transportadora de fármacos.
Por todo lo mencionado, podríamos considerar al hipérico como una primera opción antes de recurrir a la prescripción de antidepresivos de uso convencional.
Salvador Talon
Miembro profesional de aentoc
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